27 mar 2012

UNO, DOS... ¡Y TRES!


Estaba allí a mi lado. Yo creo que quería fastidiarme. ¿Cómo explicas entonces que llevara allí tanto tiempo, vigilándome? Ya, ya, es una gran actriz, pero a mí no me la da. Lo que quiere es que me vaya con ella. Pero bueno, ¿no hay más personas en el mundo? Pues no, la Muerte se había encariñado conmigo. Como cuando juegas con un gatito y luego te persigue allá donde vas, hasta que te lo quedas. Pues igual. Lo que pasa es que disimula muy bien. Yo allí tirado en mi cama y ella campando a sus anchas por mi habitación. Intenta disimular, para que cuando no la mire... ¡Plas! Me tire por la ventana.

Si no intentara matarme, estoy segura de que seríamos muy buenos amigos. Además juega muy bien al escondite. Sólo la encuentro yo, porque los demás no la ven. Pero no vayan a pensar ustedes que estoy loco.

Todo es culpa de la Vida, me cae fatal. A todo el mundo le pinta cuadros bonitos menos a mí. A mí me pintó al lado de la Muerte. Y nadie me quiere cambiar el sitio. Dice que me he portado mal. Así que cuídate. La pintora puede dar contigo, dispone de una lupa increíble.

Tú nunca tires a nadie desde tu ventana, que aunque creas que nadie lo sabe, la Vida sí. Y te mandará a la Muerte que se meterá en tu cabeza y no saldrá hasta que hagas lo mismo.

De acuerdo, Muerte, tú ganas. Me voy a asomar por la ventana. No sé yo, está muy alto...Bueno a él lo empujé desde aquí. Vale Muerte, dame la mano. Uno, dos... ¡y tres!

Lucía Matilla
2º ESO

1 comentario:

  1. Me gusta la historia y estoy muy alegre de vuestra participacion ¡Suerte!

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