Vivimos en un mundo diverso, donde cada ser vivo es diferente, donde esa diferencia permite que la vida sea biológicamente funcional. cada ser vivo ocupa un lugar en la cadena y este es imprescindible para la vida y supervivencia de los otros. Diferencias físicas, diferentes formas de funcionar, de vivir, de alimentarse, de reproducirse, de nacer… nos dejan admirados y perplejos provocándonos diversas sensaciones como la armonía o la belleza.
Todos los seres vivos son diferentes pero todos comparten espacio, tiempo… ¡viven! Pero los hombres tenemos dificultades para funcionar con lo diferente y lo desconocido. Nos preocupamos de valorar la uniformidad porque tal vez pensemos que lo único o lo común es lo que funciona. Tener un color de piel diferente, creencias distintas, maneras de vestir diversas, formas de vida diferentes… nos asusta y nos coloca en un lugar de ¡alerta!, ante lo desconocido, porque pensamos que esto nos puede quitar identidad, sin pensar que esta también es diversa, y que en esa diversidad reside la belleza de la vida, donde toma importancia el compartir, el dialogar, el acordar una diversidad universal.
En la sociedad en la que vivimos actualmente, es frecuente encontrarse con muchas personas que no son capaces de apreciar y valorar la belleza de estas diferencias, y que por ello consideran inferior al que no es como él. Estos ¡intolerantes! no son solo los que usan la violencia sino que también son los que miran por encima del hombro a los inmigrantes o rechazan a los musulmanes, sin darse cuenta de que el odio solo es respondido con odio y que lo que ellos dan será lo que reciban.
Todos los seres vivos son diferentes pero todos comparten espacio, tiempo… ¡viven! Pero los hombres tenemos dificultades para funcionar con lo diferente y lo desconocido. Nos preocupamos de valorar la uniformidad porque tal vez pensemos que lo único o lo común es lo que funciona. Tener un color de piel diferente, creencias distintas, maneras de vestir diversas, formas de vida diferentes… nos asusta y nos coloca en un lugar de ¡alerta!, ante lo desconocido, porque pensamos que esto nos puede quitar identidad, sin pensar que esta también es diversa, y que en esa diversidad reside la belleza de la vida, donde toma importancia el compartir, el dialogar, el acordar una diversidad universal.
En la sociedad en la que vivimos actualmente, es frecuente encontrarse con muchas personas que no son capaces de apreciar y valorar la belleza de estas diferencias, y que por ello consideran inferior al que no es como él. Estos ¡intolerantes! no son solo los que usan la violencia sino que también son los que miran por encima del hombro a los inmigrantes o rechazan a los musulmanes, sin darse cuenta de que el odio solo es respondido con odio y que lo que ellos dan será lo que reciban.
A.R.A. - 1º de Bachillerato
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