27 mar 2012

RECUERDOS IMBORRABLES


          Introduje la mano en el bolsillo izquierdo de mi chaqueta y mis dedos chocaron con un sobre. Dentro, permanecía el misterioso pergamino que hace unos días me devolvió los recuerdos que una tarde de abril desaparecieron.


         Todo comenzó hace seis meses cuando un coche me arrolló y el conductor se dio a la fuga. Mi cabeza impactó contra el duro y frío asfalto. En ese momento, todas mis memorias se esfumaron de mi mente sin dejar una estela para poder seguirlas. Pero podía estar satisfecho porque, si la ambulancia hubiera llegado unos minutos más tarde, los recuerdos no serían lo único que habría perdido. Estuve una semana en coma, pero desperté de este largo sueño y gané la batalla más importante de mi vida.


        Lo más triste fue el comienzo ya que, cuando abrí los ojos, nadie estaba a mi lado. En un principio, solo sabía mi nombre, dónde vivía y que estaba solo. Entonces, decidí luchar para cambiar; tenía una segunda oportunidad y debía aprovecharla.


         Cada día descubría algo nuevo. Pero el día que más cosas aprendí fue un misterioso e increíble lunes. Estaba leyendo uno de mis más de quinientos libros cuando llamaron a la puerta, pero llegué demasiado tarde porque no encontré a nadie, solo había un sobre y sin esperar un segundo lo cogí y lo abrí. Dentro encontré un pergamino en el que pude leer: “Cuídate. La pintora puede dar contigo, dispone de una lupa increíble”. Por la otra cara había una lista que contenía todos mis recuerdos. Al leer esto, un escalofrío me recorrió todo el cuerpo y pude notar cómo en un par de minutos el tiempo se paró.

          De esta forma, descubrí que me gusta la música, toco el saxofón, me encanta leer y viajar pero lo que más me fascina es la pintura, el arte de plasmar mis sentimientos en una hoja de papel.

          Ahora sé todo lo que tengo que saber acerca de mí, pero me queda saber quién es la persona que la noche un lunes me devolvió todo lo que había perdido. Aún sigo esperando a la pintora que dará conmigo, como decía aquel pergamino que sigo conservando.


          Desde el accidente, escribo un diario para que nunca se me vuelva a olvidar ningún otro capítulo de mi vida. Hay cosas que nunca podré recordar pero lo bonito es crear nuevos recuerdos. Ahora me tengo que ir. Están llamando a la puerta, ¿quién será?      

María Blanco
2º ESO 

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