Para la sociedad en la que vivimos hoy en día es sencillo
caer en la hipocresía y la falsedad de pensar de una manera y actuar de otra
completamente diferente que se contradice. Por este motivo es de suma importancia
hacer llegar, sobre todo a la inconstante juventud actual, un modelo a seguir
de humildad, coherencia y valor.
A lo largo de la historia y en diferentes panoramas
políticos han destacado figuras que, si bien su labor no fue reconocida en sus
tiempos, ha tenido repercusión en nuestro presente. Esas personas enfrentaron
la adversidad y tomaron consciencia de los problemas sociales de su época, los
cuales trataron de solventar desde su humilde postura.
El mayor exponente de esta “vida coherente” es la figura
de San Pedro Poveda, fundador además de la institución en la que se integra
nuestro centro educativo. Sintió la llamada de Dios muy joven y
tras completar sus estudios comenzó su labor en Guadix,
Impresionado por el abandono en que vivían los
numerosísimos habitantes de las cuevas, pensó que lo mejor que podía hacer en
favor de los grandes y los pequeños era facilitarles medios para su educación
personal y profesional, de modo que pudieran llegar a ser personas preparadas
y, por lo tanto, capaces de desempeñar un trabajo que les permitiera una vida
digna (González, p.3).
Decidido
a tomar parte en la situación, se comprometió plenamente con el desarrollo
educacional de los jóvenes de la época creando la Institución Teresiana.
Así
mismo podemos mencionar también a Josefa Segovia, fiel colaboradora de San
Pedro Poveda y con un papel decisivo en la educación femenina de la época. Josefa
Segovia no se dedicaba únicamente a enseñar a otras jóvenes, sino que las
motivaba y las educaba para que pudieran ser el pilar de las siguientes
generaciones. Ella les pedía coherencia en sus vidas y responsabilidad social
al igual que deseaba para ellas una formación sólida y una fe vivida y formada,
Josefa siempre «levantaba» e invitaba a «levantar», (Lasheras, 2005).
En
ámbitos más subversivos también florecieron personalidades que cambiaron el
rumbo de la historia por actuar de acuerdo a sus ideales. Tal es el caso de
Monseñor Romero, quien reclamaba el fin de la opresión para San Salvador
considerándose el obispo del pueblo y, a pesar de ser difamado y amenazado,
nunca cesó en su empeño por conseguir los derechos para su pueblo. "En
nombre de Dios y de este sufrido pueblo, cuyos lamentos suben cada vez más
tumultuosos hasta el cielo, les pido, les ruego, LES ORDENO, en el nombre de
Dios: CESEN LA REPRESION", (Lasheras, 2005, p.4). Sin embargo, no fue
hasta después de su muerte cuando actuó de catalizador para una guerra que
liberaría al pueblo de la opresión.
En
este mismo país destacó así mismo Ignacio Ellacuría, el cual también cumplió su
objetivo tras su muerte. Era un estudioso que no se limitó a sentarse frente a
sus libros, sino que tomó parte en la realidad de su sociedad. Como muchos de
aquellos que van contracorriente, fue finalmente silenciado, precipitando así
el final de la guerra y por tanto, su objetivo.
Acorde con sus ideas republicanas cabe también mencionar
a María Zambrano, filósofa y escritora española que vivió durante la época de
la guerra civil y que tuvo una gran influencia en el desarrollo de la filosofía
moderna. Por permanecer firme a sus creencias sufrió el exilio y la separación
de aquellos a quienes amaba. Aunque, si bien era peligroso para ella
encontrarse en España durante la guerra, ella, siempre fiel a sus ideales, no
duda en regresar a su país de origen cuando es necesario. El
estallido de la Guerra Civil la encuentra fuera de España y vuelve. Cuando le
preguntan por ello responde: “Por eso precisamente, porque la guerra estaba
perdida”. En esto María Zambrano nos guía, “hay que dar la cara”, (Lasheras,
2005, p.2). Ésta es una figura traspapelada en la historia de España y a la que
no se concede mayor importancia hasta el año 1981, cuando se le hace entrega
del premio Príncipe de Asturias. “María Zambrano es reconocida en el mundo. En
1959 el filósofo Cioran afirma que María Zambrano era la intelectual más brillante
del siglo, pero todavía en 1970 el desconocimiento de María en España es
absoluto”, (Lasheras, 2005, p.3).
Personas
como estas y muchas más que quedan sin nombrar, e incluso que se desconocen,
nos dan la esperanza para poder vivir en un mundo en el que podamos luchar por
nuestros ideales independientemente de las circunstancias en las que nos
encontremos, bien política o personalmente. Siendo como ellas es como se hace
girar el mundo para que las cosas funcionen, debemos
ser perseverantes, luchadores y ante todo, fieles a nosotros mismos y a nuestras ideas.
Julia María González
Bibliografía
·
González, M.E.
SAN PEDRO POVEDA CASTROVERDE - Signo para la Iglesia y el
mundo de hoy.
·
Lasheras,
E. (2005). María Zambrano.
·
Ribera,
R. (1994). Romero y Ellacuría: el santo y el sabio. San Salvador.
·
Zenit.org, (2005).
Josefa Segovia: «Un nuevo modo de ser mujer que es camino de santidad». Roma.
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