20 oct 2012

AHÍ ESTÁ

Ahí está. Un domingo a las ocho menos cinco de la tarde. Intentando definirse y sin saber cómo empezar. Y eso que siempre ha pensado que tenía claro quién era. Una chica normal, de tan solo dieciséis añitos y de corta estatura que anda siempre deprisa y mirando al cielo. De pelo largo, ondulado y de color marrón que cuando un rayo de sol le alumbra, adquiere un tono anaranjado. Aquella pequeña de ojos risueños y almendrados bajo pestañas negras y rizadas. Esa de mejillas sonrosadas que siempre está ahí, sonriente y alegre, por muchas dificultades que tenga que hacer frente. Por la noche, se acurruca en la cama a eso de las doce, cuando todo está oscuro y se pone a escuchar una melodía tocada con el piano. Intenta conciliar el sueño, aunque le cuesta conseguirlo. Y poco más hay que decir de esta chica. Es una mujercita sencilla, sin demasiadas complicaciones, o al menos eso aparenta.

Apenas ha salido de España  aunque tampoco le importa mucho. El único lugar que siempre ha querido visitar es Nueva Zelanda. No quiere ir ni a Nueva York ni a esas ciudades a las que va todo el mundo. Le gusta ser especial, única, distinta,... Le encanta el sonido de las olas y de la lluvia al caer. Le gusta el chocolate caliente y el café. Lo salado le agrada, pero lo dulce le pierde. Prefiere el frío al calor, pero también le gusta más el verano que el invierno. Es algo un poco ilógico pero es así, no todo tiene por qué tener un sentido totalmente racional. La fotografía es algo que le encanta. Su principal afición, si es que se le puede llamar así, es ver películas pastelosas, aunque, ella no es muy sentimental. Es sincera y directa; no se anda con rodeos. Suele reflexionar. Se para a pensar. Y nunca llega a una conclusión concreta. Intenta encontrar el por qué de las cosas, pero nunca lo encuentra. Así que ha dado por hecho que nada tiene un por qué y en su opinión eso es lo mejor de todo: nada tiene sentido. Y no tiene por qué tenerlo, es así porque sí y no hay que darle más vueltas. A esta chica nunca le ha gustado pensar mucho en los problemas que le pasan. Suceden, lo pasas mal y después se esfuman. Para ella nunca nada ha tenido tanta importancia como para pensar continuamente una vez ya sucedido.

 Y sí. De la chica que estoy hablando es de mí. Yo soy esa pequeña risueña. Y solo os voy a decir una última cosa sobre mí: igual no tengo muchos bienes materiales pero tengo unos amigos y una familia que no cambiaría por nada. Son lo mejor que tengo y es lo que me da fuerzas cada día. Nunca he creído que tengo la mejor vida del mundo, pero está claro que nadie tiene una vida perfecta. Estoy satisfecha con lo que he vivido y espero seguir así durante muchos años. Quiero que lo que me queda por vivir, sea al menos la mitad de bueno que he presenciado hasta ahora y las personas que aparezcan en el medio sean tan solo una milésima parte de lo perfectas que son todas las que están conmigo cada día.

Iris S. C. - 1º de Bach.

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